Tuesday, June 5, 2012

Los lunes al sol… mientras otros van a Sombra


Recuerdo hace unos años una secuencia que vi en la TV; había sido grabada en un colegio y en ella se preguntaba a los niños por las cuestiones que más les preocupaban, en concreto, los mayores problemas del país. Recuerdo haber oído cosas como “el terrorismo”, “el paro”, y alguna otra. Lo del paro lo decían muchos críos, por cierto. Y si el “terrorismo” ahora caería del ranking, podríamos pensar que lo del desempleo sería actualmente un hit tremendo. Esto podría ser un pueblo/ciudad de Castilla-León, pero no lo recuerdo con exactitud. No creo que fuera en Cáceres, pero podría haber sido en cualquier punto de Panderetilandia. Indudablemente a los 6-7 años todavía no existe una conciencia como tal de problema, si no es introyectada o heterónoma. Se supone que refleja una preocupación de sus progenitores. Pero si cuando no se alcanzaban las cotas actuales de desempleo en general y en población joven en particular, ya era preocupante, qué decir de esta era Post-Bankiana que vivimos. Por tanto, ¿a qué podemos atribuir los resultados de la reciente consulta popular que ha tenido lugar en la localidad de Me-da-igual-el-sitio (creo que hubiera sido similar en muchos otras)? Ahí van mis hipótesis:

1.- En todos nosotros subyace un alma de Miss/Mister dispuesta a aflorar cuando se nos pregunta en público por las cuestiones que nos preocupan y por las que lucharíamos: “la paz mundial”, “el hambre en África”, “educación, sanidad y empleo para todos”, etc. Luego nos quitamos la corona y la banda que hemos ganado en el concurso y en nuestra vida menos pública decimos lo que nos preocupa o nos interesa: “pasármelo guay este finde”, “que haya toros en las fiestas de mi pueblo”, “que mi equipo gane la liga”, “que me toque la Loto”.

2.- Cualquier cosa que se relacione directamente o indirectamente con la palabra “corrida” estimula mucho al personal, sea o no de humanos.

3.- Lo de la solidaridad es una cuestión filosófica o como mucho una aspiración para adolescentes imberbes, filántropos barbudos o poetas más o menos reconocidos.

4.- Engarzando con lo anterior, podría ser que lo de invertir en medidas que combatan el desempleo sea algo que pueda que uno vea o no, y no desde luego a corto plazo, mientras que la diversión de los toros yo sé que la voy a ver y disfrutar el día de la festividad de la Virgen. Vamos, lo de la satisfacción inmediata de deseos propios.

5.- Wert tiene tanta cancha que va a conseguir recuperar finalmente una tradición/arte que, según dirían algunos, injustamente había sido relegada a la ignonimia en Panderetilandia. ¡Hala! Aboguemos, pues, por seguir siendo el país de la Piel de Toro, y olvidémonos conscientemente de que más cornadas da el hambre…

No sé con cuál de estas opciones quedarme ¿Alguna sugerencia?

En definitiva, visto lo visto, igual es mejor tener menos confianza en la especie humana y tenerla más en la taurina.